lunes, 29 de diciembre de 2014

Interpack: una lucha decisiva



Luego de 15 días de iniciado el plan de lucha y 11 de huelga general, el conflicto entró en un compás de espera por el cierre de las plantas, pautado con anterioridad.

Con el correr de la huelga, fue quedando claro que la línea de la patronal es asumir los costos (que son enormes) pero no ceder, apostando a vencernos por agotamiento; incluso no denunció el conflicto al Ministerio de Trabajo. De nuestro lado, sin embargo, se fue reforzando el compromiso de todos los sectores, los debates en las asambleas se hicieron más participativos y creció la conciencia de lo que está en juego en esta lucha. Es decir que luego de dos semanas, la confrontación se hizo más inflexible.


No sólo el salario

El retraso salarial es desde ya un aspecto. La paritaria gráfica quedó al menos diez puntos debajo de la inflación y la prometida reapertura concluyó en el pedido de una suma fija, la cual sólo serviría para tirar hasta abril o mayo, en caso de concretarse. La falta de iniciativa de la burocracia gráfica disparó reclamos y conflictos en varios talleres (Morvillo, Ipesa, AGR, etc.).

En todos ellos, el sindicato estuvo ausente y tampoco apareció por Interpack, a pesar de que fue convocado al acto organizado por la Coordinadora Sindical Clasista frente a los portones, el que contó con la presencia de numerosos cuerpos de delegados y dirigentes. Otro ausente fue la Agrupación Bordó, que envió una adhesión pero tampoco se acercó jamás.

Si bien el detonante del conflicto fue el bono (el ofrecimiento de la empresa fue interpretado como una provocación), estamos ante una situación que se viene incubando desde hace tiempo, cuyo meollo es el siguiente: la patronal del grupo Zupan, que no deja de expandirse, ha logrado imponer una férrea regimentación en todas sus empresas, mientras que en Interpack 1 -que es la planta más pequeña, pero que por su capacidad productiva y otras razones es el corazón del grupo- chocó con una permanente resistencia.
La organización sindical de Interpack 1, centrada en un núcleo importante de militantes y simpatizantes del Partido Obrero, es una de las más sólidas de toda la industria; por eso ha sido cabeza de la oposición gráfica por más diez años. La vigilancia sobre el proceso de trabajo y el cumplimiento del convenio colectivo es estricta y eso genera una constante tensión.

Por otro lado, la patronal no acepta el menor margen de negociación y existen una serie de reivindicaciones irresueltas: por ejemplo, la brecha entre las categorías más altas y las más bajas es considerable. Aunque no hay despidos, las últimas incorporaciones se lograron con la ocupación del 2007 y sólo por jubilaciones se desvincularon desde entonces más de veinte compañeros. Por esta vía indirecta, se produjo una reducción del plantel que en parte fue cubierta con horas extras. Hay un pequeño núcleo de tercerizados de limpieza y un servicio de mantenimiento externo para los fines de semana, que la patronal rechaza encuadrar en el convenio gráfico. Todo esto fue oportunamente denunciado al Ministerio de Trabajo.


¿Cómo sigue?

Luego de examinar y desestimar otras medidas, se concluyó en que lo mejor era retomar el plan de lucha el 5 de enero, a la vuelta del receso; la primera asamblea del turno mañana resolverá cómo continuar. La intensión de precipitar un desenlace no se verificó y la previsión es que el conflicto será prolongado.

El "gasto" de los días perdidos se va sentir mucho en la primera quincena de enero; a esto se suma que una parte del personal no arranca todavía. Por su dureza y por lo que involucra, estamos ante un conflicto decisivo para el futuro de La Naranja y de la oposición clasista en el gremio. Será vital la reacción que pueda producirse en las otras plantas, en especial en Interpack 2, y la solidaridad activa de las internas y sectores combativos del movimiento obrero. Vamos con todo a quebrar la intransigencia de la patronal.

Miguel Bravetti

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