jueves, 10 de octubre de 2013

La Naranja se movilizó contra una asamblea trucha

La Naranja se movilizó contra una asamblea trucha
La Asamblea General Extraordinaria, convocada entre gallos y medianoche, con un temario “inviolable” de sólo dos puntos -duplicación de la cuota sindical y compra de inmuebles- y en un horario imposible para la inmensa mayoría de los gráficos que trabajan, fue una muestra fiel de los métodos y la política del ongarismo.
En el último plenario de delegados, el oficialismo rechazó el planteo de la Naranja de volcar los recursos organizativos del sindicato para reclamar el 35% de aumento; tampoco hizo nada para defender la unidad de la negociación salarial (la rama Diarios terminó arreglando por mucho menos que el resto) ni para luchar contra la confiscación del impuesto a las ganancias.
Ahora, con el único fin de incrementar la recaudación propia, ponen los micros y desempolvan los bombos; y no por un arrebato democrático, sino por una necesidad estatutaria que -dicho por los propios convocantes- “no lograron esquivar”.
¿Plata para qué?
Dicen que la mayor recaudación se invertirá en beneficios para los afiliados, como la eliminación de aranceles para algunos servicios médicos. Pero el verdadero propósito es: 1) cubrir en parte el déficit corriente de la obra social, volcando compulsivamente aportes de los que optaron por pasarse a otras prestadoras, hartos de la pésima atención y la falta de respuestas de la nuestra; 2) relanzar una política “clientelar” consistente en premios y favores pagados con el dinero de todos, pero distribuidos discrecionalmente para restablecer la resquebrajada red de “lealtades”. Otro de los objetivos es la compra de una casa y la ampliación del `trabajo gremial` en la zona norte (preocupados por el avance de la oposición).
Impugnación y movilización
La Naranja distribuyó una declaración a todo el gremio, denunciando este manotazo contra el bolsillo de los gráficos. Además, reclamó mediante carta documento a la directiva que se modifique el horario y se disponga el cese de tareas, de manera de posibilitar la más amplia concurrencia de los afiliados. También propusimos que se incluya en el temario el punto de la solidaridad con la lucha de Impresores.
Ante el silencio oficial, presentamos una impugnación a la Dirección de Asociaciones Sindicales y nos movilizamos el mismo día de la convocatoria a la sede de Callao al 100. Doscientos compañeros de AGR-Clarín; Morvillo, Interpack, Ipesa, Cedinsa e Impresores entre otros, protagonizamos una ruidosa acción de protesta cortando la esquina de Rivadavia primero y el frente del Ministerio después, rodeados de un desmesurado despliegue represivo. Allí fuimos recibidos por autoridades de la Dirección, a quienes entregamos un petitorio con más de quinientas firmas reunidas en apenas 24 horas. Fue notoria la ausencia de la agrupación Bordó, a la que invitamos a ser parte de la movilización.
Por una verdadera asamblea general
Sin la participación de la oposición (que correctamente no se prestó a esta maniobra fraudulenta) la “asamblea general” fue sólo un trámite; unos 400 asistentes, entre empleados de la clínica y del aparato, jubilados, cooperativistas y una parte del cuerpo de delegados, despacharon por unanimidad y sin debate la única moción; apenas un informe inicial y algunas intervenciones de apoyo, y a casa.

Rechazamos este curso, y llamamos a toda la base gráfica a repudiar la tentativa de “ajustarnos” los salarios por la vía de un mayor descuento. Exigimos una verdadera asamblea general, democrática y sin patotas ni agresiones, que permita la participación y el debate de todos los afiliados, y con un temario que responda al interés genuino de los trabajadores.

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